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Cerca del cierre del 2015, es un buen momento para repasar con perspectiva –siempre muy importante– el año que está por terminar y que algunos pronosticaron como bueno para los inversores. Al cierre de la última semana el Ibex cae un 6,45% en el año, el SP 500 su un 0,36% y EuroStoxx 50 sube poco más del 4,6%.

Tomando como referencia este último, el principal índice europeo, a lo largo del año hemos visto primero una subida del 20% hasta el mes de abril para después caer el 20% en el mes de agosto, recuperar un 19% entre octubre y noviembre y, volver a caídas del 9 en diciembre. Ni rastro del rally de Navidad. La volatilidad se ha disparado al alza y ahora sí denota bastante nerviosismo (el VIX se disparó el pasado viernes 11 de diciembre hasta los 25 puntos desde los 19 del día anterior).

Bajo nuestro punto de vista, no se trata de un ciclo enloquecido de los mercados de renta variable, ya que el resto de mercados también se han visto muy afectados. Las materias primas han sido uno de los principales focos de inestabilidad. El precio del barril de Brent ha seguido cayendo, tocando mínimos de siete años, lo que complica la generación de inflación, o, dicho de otra forma, escapar de una posible espiral deflacionista que resultaría letal para la recuperación. El oro en los 1.074 dólares por onza no actúa en absoluto de refugio como otras veces.

gráfico-evolución-tipo-cambio-euro-dólar

Tipo cambio euro-dólar 2015

Las divisas, increíblemente, siguen bajo los efectos del “shock Draghi” de principios de diciembre. Una mezcla de sorpresa y decepción, punto de partida del pequeño terremoto que estamos viviendo. El cambio de la moneda europea cotizaba a 1,10 dólares por euro desde los 1,05 tras la declaración del presidente del BCE.

Los bonos, por su parte, también reflejan los efectos de lo que estamos viviendo. El bono a 10 años de Estados Unidos ofrece una rentabilidad del 2,13 % (a la espera de las consecuencias de la primera subida de tipos de interés en más de nueve años), el alemán un 0,54% y el español un 1,63%, con una subida de la prima de riesgo hasta los 110 puntos.

Nuestro mayor temor es el final de un ciclo largo e intenso de subidas en los activos financieros, favorecidos por la barra libre de liquidez de los bancos centrales. Sin embargo, este ciclo no ha logrado arrancar el crecimiento en una economía mundial renqueante a la que se le ha sumado la pérdida de fuerza en el motor chino.

Y una buena muestra del problema chino es la cotización del Yuan, marcando mínimo de 4 años, facilitando que China pueda recuperar su papel de fábrica del mundo y exportar. El problema es que el resto del mundo no tiene buen pulso, no hay demanda fuerte para sus productos y, por el contrario, China reduce sus adquisiciones de materias primas, deprimiendo la actividad en los países emergentes más dependientes de ellas.

Es momento de sanear las bolsas hacia abajo y buscar suelo firme, una vez fracasado el intento de ruptura alcista del canal en el que nos encontrábamos. En el caso europeo, dicho canal tiene un ancho del 20%, es decir, podemos ver los precios un 20% arriba o abajo y no salir de una tendencia alcista. Pero si le diera por romper a la baja ese canal y dar por concluida la fase lateral-alcista, podemos esperar una caída muy acusada y sin refugio, ya que ni bonos ni materias primas van a actuar de contrapeso en las carteras. Así creemos recomendable, casi necesario, adoptar posturas defensivas.

El deterioro en los mercados a nivel técnico es serio y frena aún más las compras. Al entrar en modo venta, el mal aspecto de los gráficos se acelera. Queremos creer que los bancos centrales van a hacer lo que sea necesario para que no se produzca una estampida bajista, aunque también deben de considerar lógicos recortes en unas bolsas alcistas enloquecidas.

Al final debe imponerse la valoración de las empresas por fundamentales y, de la misma forma que hace poco estaban caras, llegará un momento en que sean atractivas si lo precios bajan sensiblemente. Con ello tendremos argumentos suficientes para emitir recomendaciones de compra y construir una cartera de largo plazo.

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